lunes, 27 de marzo de 2017

436. La percepción

Vista y oído son canales conductores.
La mirada de cada uno depende tanto del conocimiento de sí mismo (su formación, y el marco histórico y cultural en el que vive), como de sus objetivos y de la información que busca en el exterior.
VER, es una función del ojo.
MIRAR, es una función del espíritu. Es la capacidad de anotar aquello que realmente nos importa, dada nuestra personalidad y nuestra circunstancia, no aquello de lo que cualquiera de forma indiferente podría darse cuenta.

Descartes afirmó que “la primera de las pasiones es el asombro”.
Miramos y escuchamos desde nuestros hábitos y desde lo que sabemos.
“Nada hay bueno ni malo si el pensamiento no lo hace tal”, escribe Shakespeare en Hamlet.

Hoy, día del teatro (para quien no lo practique), me apetecía traer estas certeras palabras de un libro al que recurro siempre: “La escritura dramática” de José Luis Alonso de Santos


Y también una obra a la que asistí anoche: “La autora de las Meninas” de Ernesto Caballero con una Carmen Machi genial que hizo levantarse al público que llenó el teatro Lope de Vega.  

domingo, 12 de marzo de 2017

435. Suerte

                                           

¿Creéis en la suerte? Yo no mucho, pero tengo que reconocer que alguna vez ocurre. Claro que para ello has de poner algo de tu parte: comprar un décimo de lo que sea, o decir simplemente tu número preferido, como me ocurrió a mí.
El libro que hoy traigo, “DIBUJOS Sylvia Plath”, junto con un almanaque precioso de la editorial Nórdica me tocó en la librería La Fuga en Sevilla al final de un Club de Lectura.  


He leído a Sylvia más de una vez, sus escritos, su vida etc. He visto, incluso, la película que hicieron sobre ella y no deja de impresionarme su muerte, como ahora leerla en la introducción a cargo de su hija, Frieda Hughes.

Mi madre, la poeta Sylvia Plath, nació el 27 de octubre de 1932 en el Massachusetts Memorial Hspital de Boston en los Estados Unidos. Vivió con energía, pasión y una sed de conocimiento que dirigió hacia sus afanes literarios y artísticos hasta que se suicidó, el 11 de febrero de 1963.

En la página n.º 17 en una carta a Ted Hughes, su marido, Sylvia expresa: me da tal sensación de paz dibujar… Puedo cerrarme por completo en la línea, perderme en ella.

Ted, su queridísimo amor, Teddy, al que tanto añora y escribe, pronto la decepcionará por sus infidelidades y ese mundo suyo tan apasionado se caerá como una montaña de naipes. Su Teddy que nos privará de sus últimos cuadernos al quemarlos y no publicarlos.  

Fue una suerte ir esa noche a La Fuga; confieso que no fui para comentar el libro sobre el que se opinaba, “Elling, el baile de los pajaritos”, de hecho lo compré al final y ahora lo estoy disfrutando. 
Fui porque hablaba Cristina Gómez-Baggethum, su traductora, sobre su oficio, sobre la literatura noruega, y también porque había un representante de la editorial Nórdica que ha hecho un magnífico trabajo con el libro de Sylvia Plath como anteriormente hizo con otro libro suyo, “Tres mujeres”, un largo poema ilustrado que se puede teatralizar porque es a tres voces. Tiene como tema la maternidad. En el libro están representadas: la mujer que centra su realización en ser madre, la que sufre por no poder serlo y la que lo es a su pesar.
Y como hablar de libros me encanta, pero no quiero aburriros os dejo con el inicio de la primera voz del poema:

Lugar: Una sala de maternidad y alrededores

PRIMERA VOZ:
Soy lenta como el mundo. Soy muy paciente,
giro en mi tiempo, los soles y estrellas
me miran con atención.
La preocupación de la luna es más personal:
ella pasa y vuelve a pasar, luminosa como una enfermera.
¿Está apenada por lo que va a suceder? No creo.
Simplemente la fertilidad la deja asombrada.