lunes, 19 de abril de 2010

134. Lugares

El deseo de conocer un lugar cercano al vivido me ha surgido siempre al alejarme de él. Porque la lejanía da lugar a la añoranza. Y la cercanía hace que vayamos posponiendo esos viajes a sitios que parecen estár a la vuelta de la esquina.
Me enamoré de este paisaje en el cine; a veces pasa, ir a los escenarios de las películas sentada en una butaca es más barato que viajar hasta ellos. Quise ir al Cabo de Gata (Almería) al ver “El pájaro de la felicidad”, que toma su título de una frase de Pío Baroja, de “Los amores tardíos”. La dirigió Pilar Miró y esto ya es una medida de tiempo, aunque toda la zona, especialmente el desierto de Tabernas, es de sobras conocida por los numerosos rodajes efectuados allí.
Me gustó comer en el mismo chiringuito de La isleta del Moro, en el que Mercedes Sampietro y José Sacristán conversaban, pero esto es sólo una anécdota. Lo que de verdad me interesaba de este Parque Natural eran muchas cosas y he encontrado aún más, porque no he contemplado la aridez que lo caracteriza, sino unas montañas vestidas de una vegetación autóctona abundante y diversa por las abundantes lluvias de este invierno. Algo que los lugareños hacía muchos años que no veían. También el aire se aplacó y pudimos recrearnos en sus miradores de la calma y transparencia de sus aguas y ver en sus fondos las sombras de las praderas de Posidonia que oxigenan el Mediterráneo; disfrutar de sus espacios vacíos de un turismo masivo; paisajes sólo transitados a pie o bici por senderistas amantes de la naturaleza.

Sus 63 Km. de costa están preservadas por su orografía, la carretera sólo llega a los núcleos de población, escasos en toda su extensión, aunque más poblados que hace años, como San José.
El joven vulcanismo del Cabo de Gata, aún objeto de numerosos estudios, se originó dentro del mar hace unos 30 millones de años, cuando la placa africana se subduce por la europea y eleva las sierras béticas y el rif africano. Otros movimientos se sucedieron hasta hace unos 7 millones de años. El magma que afloró desde el interior de la tierra a la superficie generó numerosos edificios volcánicos como las chimeneas del Cabo o los aglomerados de arenas piroclásticas de Monsul, que el embate de las olas ha transformado en la llamada, Peineta, por los marineros que llegaban a sus costas.
O la originales formas de las dunas fósiles de Los Escullos, que al mirarlas al trasluz me parecieron tortillitas de camarones con sus flecos bien fritos.

La flora parece unirse a la resistencia y determinación de los habitantes de esta zona.
Me sorprendió la finura de la planta del esparto, que se alza vistosa, cubriendo los montes con sus raíces en horizontal.
Sus hojas se redondean para guardar el agua condensada en las noches frías del desierto y evitar que se sequen los estomas del envés.

Conquistados antaño desde el mar y tierra, sus habitantes han sabido reconvertir su economía a lo largo de la historia en la lucha por su supervivencia.
Igual que brotan invernaderos brotan flores en cualquier oquedad de la duna oolítica fósil para embellecerla más, si cabe.

Si avanzamos al sur del cabo, estos acantilados se suavizan dando lugar a las salinas. Estos humedales salinos albergan en sus ramblas de agua dulce a una avifauna numerosa y variada. Pero no quiero cansaros, todo esto lo podéis averiguar si vais, y las últimas lluvias invitan a recorrerlo nuevamente para no tener que describirlo como Carmen Laforet en su novela La insolación “Era como viajar al centro del sol. Pasaban pitas, chumberas...”
A la vuelta buscamos el contraste al pasar al pie de Sierra Nevada y es que en Andalucía tenemos casi de todo.

25 comentarios:

Lara dijo...

justo ahí viví este verano tres meses

es mágico

Isabel dijo...

¡Qué bueno Lara! Estaba aún corrigiendo. Me acordé de ti y pensé que seguro lo disfrutaste con más calma al tener más tiempo. Como bien dices, es mágico.

Gracias, bonita.

Lena yau dijo...

O las dunas fósiles de Los Escullos que al mirarlas al trasluz se me asemejan a nuestras tortillitas de camarones con sus flecos bien fritos.

Me has matao.

Comerse el paisaje.

Tragarse al sitio.

Hacer de geografía y comida una sola cosa.

Y para colmo tortillitas de macarones...que me hacen feliz como pocas cosas...

(y a regimen...)

ay...tan lejos y tan cerca...

Después de leerte me URGE ir allí.

Maravilloso post, Isabel...

Totalmente gastropanteísta!

:)

Beso inmenso!

Lena

Lena yau dijo...

macarones?

Viste?

Me has puesto bizca!

jajaja

C A M A R O N E S...!

Ayns...

Alfredo J Ramos dijo...

Muy buena descripción, me llena de recuerdos de la primera vez que visité la zona, mediados los ochenta, con los Campos de Níjar de Goytisolo como guía. Y más aún (nostalgias, digo) cuando veo que citas La insolación, la novela que marcó mi adolescencia. Hermosas imágenes.

Isabel dijo...

Lena, me alegro haberte recordado sabores y comprendo que si estás lejos las añores. Pero no pretendía acabar contigo, je je...

Besos

Alfredo, la descripción es más bien parcial, influida quizás por lo que me llamó más la atención, pero eso sí, sentida por como se siente el lugar.

Gracias por tu visita y saludos.

Miguel Baquero dijo...

¡¡Qué bonito, qué verde está Almeria!! Más que películas del Oeste, van a tener que rodar la segunda parte de Braveheart

Isabel dijo...

jajaja, Miguel, ¡qué bueno!

emege-e dijo...

Me he quedado con ganas de leer más, de conocer más. Ya me hablaste sobre el tema y, ahora, con tu descriptivo y hermoso post aún tengo más ganas de ir por allí. Ya sabes que cualquier lugar donde aún la Naturaleza conserva todo su esplendor para mí es importante tener ese encuentro, es un poco más de vida que me aporta. Las fotos son preciosa e impresionantes. Felicita a Manolo. Besitos para los dos.

Dol dijo...

Illa, mereció la pena esperar un poco esta narración ...qué buena.
Cuánta belleza y qué de cosas que no sabía.
Besos.

Musaraña dijo...

Gracias por hacernos viajar con tus palabras, acercas mundos desconocidos a los que no podemos viajar..

Me alegra saber que tú también viajas a través de los sentidos. Felicidades! Es la forma más intensa de acercarse a los lugares.

Un beso

Isabel dijo...

Gracias, emege-e, por todo.
Pasadlo bien, un beso.

Reyes, me alegro de que te haya gustado, es bella esta tierra.
Deseo estés bien, abrazos.

Musaraña, gracias a ti por leerlas.
Muchos besos.

NáN dijo...

Me acuerdo de la terraza de El pájaro de la felicidad, del color del mar, pero todo por la película. El cine nos da mucho que viajar.

Pero esa terraza, ay, me gustaría visitarla.

Inma Cañete dijo...

Qué paisajes tan bonitos. Desde luego que tu invitación a visitar el lugar es acertada.
Una descripción fantástica.
Saludos

Anónimo dijo...

Sí, eso, que paisajes tan bobitos. No tengo, ni literal, ni literaturalmente, nada más que añadir. No es porque no quiera, se sabe, es por que no sepo.

giovanni dijo...

Qué rico viajar un rato contigo por ese paisaje que conocí hace muchos años. Pero no conocí La isleta del Moro y otros lugares que describes. Escribí dos posts bien cortitos sobre Cabo de Gata en que ni hablo de mi visita a Rodalquilar, pueblo abandonado, y a la tienda de doña no me acuerdo como se llama donde teníamos que pedir la llave de la casa alquilada de doña Guillermina de Holanda, ya enferma en aquel entonces, pero todavía mi compañera y yo la podíamos cantar nuestra canción sobre Rodalquilar.

Mis posts sobre Cabo de Gata están en http://zambrone.blogspot.com/search?q=las+negras

Un abrazo

Isabel dijo...

NáN, qué bien que te acuerdes de esa peli. Estoy segura que disfrutarías del paisaje. Inténtalo, no queda tan lejos.

Gracias, ladelmedio, por lo que escribes seguro no te defraudaría.

Isabel, bienvenida a este cajón de sastre.

giovanni, la dirección que me das no me lleva a tus posts y me gustaría leerlos. Dime si pasas por aquí en que fecha los escribiste y los busco.

Besos y gracias por vuestros comentarios.

Gemma dijo...

Yo fui esta semana santa, Isabel, y me volvió a deslumbrar.

Cada vez que voy me gusta más y más.
Como bien dice Lara, tiene magia.
Besos

giovanni dijo...

Isabel, las fechas son 18 de octubre 2005 y 15 de mayo 2006.

VERONICA LEONETTI dijo...

Que belleza de paisajes. Y que ganas de viajar me ha entrado.

Isabel dijo...

¡Qué casualidad Gemma! Me hubiera encantado encontrate y conocerte en persona.
Besos

Gracias, Giovanni, las he visitado y te he dejado comentarios.

Vero, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, eso es lo que me decía mi abuela.
Abrazos

Ofelia Gasque Andrés dijo...

Hola Isabel,
hace años estuve en Cabo de Gata y vi, olí, comí, toqué y fui tocada por las plantas más poderosas que he conocido en mi vida.

El azul del mar estaba vivo, el color vibraba, se movía. Me han entrado muchas ganas de volver, asi que te doy las gracias.

Un beso*

Isabel dijo...

Gracias a ti, Ofelia, por describir tan bien, con los sentidos, tu viaje.
Bienvenida y muchos besos.

Anónimo dijo...

Releo -hasta que mi vista aguanta- y re-disfruto.
Me contagiaste, hice el viaje aprovechando la suerte de lo insólito de tanto verde por allí. Y varios de los mios se animaron también a partir de ahí.
Es precioso leer lo que cuentas de estos lugares. Besos de Uva de nuevo.

Isabel dijo...

Uva, tú lo contaste mejor que yo y además con esa gracia que te caracteriza, pero lo importante es que esta vez le pudimos contar algo entre las dos a nuestra viajera amiga, e incluso cogerle la delantera. Risas.